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lunes, 12 de agosto de 2013

Testigo de cargo


La obra teatral de Agatha Christie, Testigo de cargo, fue llevada al cine, con gran maestría, por Billy Wilder en 1957. El amante del buen cine podrá encontrar en esta película, por la que no pasa el tiempo, interpretaciones soberbias –Charles Laughton, Tyrone Power, Marlene Dietrich- escenas judiciales con un guión medido para generar el suspense, un uso sofisticado del flashback y un final, del que no puede hablarse, que sigue asombrando por su genialidad.
 
El salto cinematográfico que va desde Con faldas a lo loco, 1959, a Testigo de cargo, demuestran la calidad de este polémico director de cine, Billy Wilder, americano de origen austriaco, fallecido en Estados Unidos en el año 2002.

https://www.youtube.com/watch?v=FSDgi-6zcsI

Un testigo de cargo, en un juicio, es aquella persona que declara en contra del acusado. Esta declaración es tomada como prueba acusatoria por el fiscal. En los juicios de Núremberg, por ejemplo, este tipo de testimonios fueron moneda de cambio para que algunos acusados pudieran disfrutar de ciertos beneficios fiscales.

En nuestra propuesta cinematográfica, la trama encontrará su cierre magistral en el uso y abuso de esta figura jurídica. Si el testigo de cargo, obligado a decir la verdad, miente, conseguirá lo contrario de lo que, en principio, pretendía. De la acusación a la absolución, en ocasiones, hay un paso muy pequeño.

Prescindiendo de legalidades jurídicas, da la impresión de que nuestra actualidad política-judicial –a este ritmo se van a convertir en palabras sinónimas- está creando una simbiosis perfecta entre la figura del testigo de cargo y el imputado. El imputado acusa y, al mismo tiempo, es el testigo de los hechos que ofrece como acusación.

Si Billy Wilder se hubiera inspirado en nuestra coyuntura política en lugar de en nuestra autora del crimen, Testigo de cargo no hubiera sido un éxito. Más bien un fracaso. No hubiera sido posible crear un guión magistral porque cuando se dan esas circunstancias –insistimos, testigo de cargo e imputado son la misma persona- queda claro que el guión lo está escribiendo otra persona u otra instancia distinta.
 
Ésta es la cuestión clave a esclarecer.

 

 

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