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viernes, 26 de octubre de 2012

La falacia de la motivación


Aristóteles tenía claro que todos los hombres queremos ser felices. La discusión debía batirse en otro terreno ya que no todos los hombres, sin embargo, entendemos por felicidad lo mismo. 

Realizando un sencillo análisis del hombre, Aristóteles sitúa nuestra peculiar característica en la inteligencia (Alma intelectiva) Dado que esto es lo que nos diferencia de todos los demás seres vivos, para el filósofo griego la felicidad tendría mucho que ver con cultivar ese alma intelectiva. Aristóteles une, sin solución de continuidad, la felicidad con la finalidad. Dicho en un lenguaje que pueda ser entendido por todos: si quieres ser feliz cultiva tu mente.

Sin embargo, no siempre hacemos lo que la inteligencia nos dicta. Esto lo comprobamos todas las mañanas cuando suena el despertador. Quien no piensa, aunque sea durante un instante, que que bueno sería quedarse en la cama unos minutos más. Quizás eso no tenga importancia pero es evidente que una vida puede malograrse si no tenemos una voluntad fuerte.

Aristóteles introduce aquí la necesidad de la virtud para conseguir el deseado equilibrio. Siguiendo con el ejemplo. Sólo conseguiré levantarme a la primera si repito continuamente ese acto. Llegará el momento en que dicha acción esté interiorizada de tal manera en mi vida –a base de repetición y repetición- que será para mí un hábito arraigado y permanente.

Y lo que es más importante. Pasado el mal trago del madrugón, nos sentiremos felices porque puede más nuestra voluntad que la pereza. Y es en este punto del discurso de nuestro filósofo donde quisiera detenerme.


La motivación –ese querer levantarme puntual- se activa una vez que lo he conseguido y nunca antes. Sin embargo, esta sociedad psicologista se empeña –que gran error- en convencernos de lo contrario. Hay que motivar antes para conseguir que alguien haga algo después.

El resultado de esto, a lo largo de décadas de insistir en lo mismo, es dramático. Niños blandos que no hacen nada porque ya nada les motiva. Adultos infantilizados que sólo hacen las cosas si ganan algo a cambio.

¿Queremos motivar? Si no hay algún tipo de problema médico, dejemos que la naturaleza actúe por sí misma. Se motiva sola.

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