El
encuentro entre Alicia y la Reina blanca en Alicia a través del espejo
supone un resumen perfecto de esta obra de Lewis Carroll escrita en 1871. No
considero que las aventuras de Alicia a través del espejo sean una
continuación de Alicia en el país de las maravillas.
Alicia
a través del espejo si que supone todo un juego metafísico en el que la
realidad tiene que desandarse, verse desde atrás hacia delante, para ser
interpretada y asimilada.
Centrémonos
en la encantadora Alicia –que sueña con convertirse en reina porque es un peón-
y la estrafalaria reina que repite, machaconamente, pan y mantequilla, pan y
mantequilla.
Alicia
arregla el pelo deshilachado de la reina. Ésta, aparentemente agradecida,
propone contratarla como doncella con unos honorarios curiosos: a dos reales la
semana y mermelada un día sí y otro no.
Alicia
responde que no se ve de empleada y que, además, no le gusta la mermelada. Y
que, en todo caso, no le apetece tomar, hoy, esa prometida mermelada. El diálogo
continúa con el típico enredo lógico de la imposibilidad de que el día de hoy
llegue en algún momento.
-Hoy
es cuando no podrías tenerla ni aunque te apeteciera -atajó la Reina-. La regla
es: mermelada mañana y ayer pero nunca hoy.
-Alguna
vez tendrá que tocar «mermelada hoy» -objetó Alicia.
-No,
no puede ser -refutó la Reina- Ha de ser mermelada un día sí y otro no: y hoy
nunca puede ser otro día, ¿no es cierto?
-No,
no comprendo nada -dijo Alicia- ¡Qué lío me he hecho con todo eso!
Y es
aquí cuando la reina explica a Alicia el por qué de su incapacidad para
comprender el asunto.
-Eso
es lo que siempre pasa cuando se vive marcha atrás -le explicó la Reina
amablemente- Al principio se marea siempre una un poco...
-¡Viviendo
marcha atrás! -repitió Alicia con gran asombro- ¡Nunca he oído una cosa
semejante!
-Pero
tiene una gran ventaja y es que así la memoria funciona en ambos sentidos.
-Estoy
segura de que la mía no funciona más que en uno -observó Alicia- No puedo
acordarme de nada que no haya sucedido antes.
-Mala
memoria, la que sólo funciona hacia atrás -censuró la Reina.
Esta
posibilidad –la memoria que funcionara en dos direcciones- daría contenidos para
interesantes reflexiones antropológicas y psicológicas pues no sería posible el
olvido. Pero quisiera, brevemente, encauzarlas hacia la sociedad mediática en la
que vivimos y la actividad política.
Los avances
tecnológicos concretados en todo lo referente a Internet han posibilitado esa
memoria en dos direcciones. Es fácil traer, a antojo, hacia delante y hacia atrás
cualquier hecho, suceso o declaración para, en la mayoría de los casos, producir
el escarnio de cualquier dirigente político. O, dicho de manera más gráfica, es
imposible tapar nada cuando la memoria está disponible en un solo click.
La
memoria en dos direcciones posibilita la transparencia o, más bien, obliga a ella.
La clase política necesita, con urgencia, abandonar esa incapacidad de compresión
de Alicia a través del espejo. La única manera de comprender a la reina –extravagante
pero sabia- es comprender que se vive en el Google de las maravillas,
ese mundo en el que siempre es hoy y nunca ayer o mañana.
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