Con
apenas 25 años, Rafael recibe el encargo, por parte del Papa Julio II, de
decorar cuatro salas situadas en el segundo piso del Palacio Apostólico. Estas
cuatro salas fueron decoradas por Rafael y sus discípulos entre 1508 y 1524.
Una
de esas salas era la Stanzza della Signatura que albergaba la biblioteca
de Julio II. Cuatro frescos dedicados al derecho, la teología, la poesía y la
filosofía, convertirán esa sala en algo más que un lugar dedicado a la firma de
decretos papales. La virtud y La ley dedicados al derecho, La disputa
del sacramento a la teología, El parnaso a la poesía y La escuela
de Atenas a la filosofía convertirán esta sala –y el conjunto de las
estancias, Estancias de Rafael- en un fiel reflejo de la mentalidad
humanística del Renacimiento.
La
escuela de Atenas es, sin duda, una de las pinturas más emblemáticas de la
creación artística de Rafael Sanzio. Un nutrido grupo de filósofos, científicos
y matemáticos de la época clásica se reparten el espacio al cobijo de Apolo,
que simboliza la Razón, y de Atenea que simboliza la Sabiduría.
Los
que no somos expertos en arte, y nos conformamos con una cierta cultura
artística, nos sorprendemos al contemplar como la situación descrita queda
enmarcada en un templo romano dominado por la perspectiva y como presiden el
espacio, para así darle sentido, los dos primeros grandes pensadores de la
humanidad: Platón y Aristóteles.
Platón
señala con uno dedo hacia arriba y sostiene, con la otra mano su Timeo.
Aristóteles tiende una de sus manos hacia la tierra y, con la otra, sostiene su
Ética a Nicómaco.
El
significado de esta simbología es claro para cualquier persona que tenga un
mínimo de conocimientos filosóficos. Platón nos sugiere que lo que captamos por
los sentidos es solo apariencia de realidad; por eso señala hacia arriba.
Aristóteles enmienda la plana a su maestro y, por eso, señala hacia la tierra,
lo sensible, como única realidad posible.
Lógicamente,
este juego simbólico da para mucho más y podrían aducirse otras posibilidades.
Mucho más daría de sí la reflexión al intentar dilucidar el por qué del Timeo
y de la Ética a Nicómaco. No entraremos en esa cuestión pues el objeto
de esta entrada persigue otro tipo de reflexiones.
En La
Escuela de Atenas, Rafael caracteriza a algunos de estos pensadores con
rasgos físicos propios de personajes de su época. Aparecen Miguel Ángel,
Bramante o el propio Rafael en una situación interesante: mira a los que
contemplamos el cuadro.
El
mensaje renacentista de Rafael, al utilizar este juego artístico, es claro: los
artistas dejan de ser artesanos para convertirse en creadores, en sabios, al
mismo nivel que los grandes genios del pensamiento.
La
LOMCE, al desterrar a la filosofía de los planes de estudio, podría dar lugar,
con el paso de los años y si la ley llega a consolidarse, al triste espectáculo
de convertir en incompresible La escuela de Atenas.
O,
aún peor. Un posible cuadro, al que podríamos denominar La escuela de la LOMCE,
podría situar a adivinos, pitonisas y demás ralea, en el centro del cuadro y a
Platón y Aristóteles en el lugar ocupado por Apolo y Atenea. El mensaje también
es claro: el pensamiento al mismo nivel que los charlatanes. O, dicho de otra
manera. Evitemos que las nuevas generaciones posean espíritu crítico.
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