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domingo, 29 de septiembre de 2013

No se educa con frases huecas

Hay frases que suelen repetir los padres que deben ser interpretadas, de manera adecuada, por los hijos. Suelen ser frases hechas que muestran, en definitiva, el cariño incondicional que se tiene por ellos.

Sin embargo, y a fuerza de repetirlas sin más, creo que pueden convertirse en un bumerán que nos golpee en la frente con los años. En educación, para bien o para mal, el tiempo es el mejor o peor aliado.

Frases como: tu única obligación es estudiar, te apoyamos en todos tus sueños, aprovecha el tiempo para que el día mañana seas alguien, estudia que nadie regala nada, etc. Insisto: está claro lo que queremos decir con ellas; nos preocupan los hijos e intentamos acertar y obrar con rectitud.

Pero, escarbando un poco, quizás descubramos que, de rebote, o sin él, puedan significar y conseguir lo contrario de lo que se pretende.

 
Si el estudio es la única obligación, empequeñecemos al ser humano; si apoyamos sueños imposibles, nos lo echarán en cara cuando no lo consigan; el tiempo se aprovecha para ser útiles a los demás y sé es alguien si uno es bueno; estudiamos para regalar a los demás lo que hemos aprendido con esfuerzo.

Wittgenstein, tan brillante pensador como difícil de descifrar su pensamiento, afirmó que los límites del mundo son los límites de nuestro lenguaje. Cuando ese lenguaje se ha vuelto hueco, lleno de frases hechas, y sin contenido, los que se verán limitados serán los hijos.

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