Para
asumir, con garantías, el reto de leer en agosto. Cinco recomendaciones. Una
por semana.
1ª Semana 29 julio-4 agosto
Calentando
motores. Una propuesta de entretenimiento y lectura fácil aunque de calidad.
El huevo de oro, de Donna Leon.
Última
publicación de la dama del crimen, Donna Leon, y una nueva propuesta de
investigación para el comisario Brunetti en Venecia, sus islas, puentes y
vaporettos.
Aparecen
los temas clásicos de Donna Leon: la corrupción política, el núcleo familiar de
Brunetti, la enigmática señorita Electra, la condición humana con sus grandezas
y sus miserias.
La
trama: Un hombre sordo y deficiente que trabaja en una tintorería del
vecindario del comisario Brunetti aparece muerto por una sobredosis de
pastillas. El incidente sobrecoge a la esposa del comisario.
Lo
que más me ha llamado la atención: Más allá de que leer a Donna Leon entretiene
–por cierto, y desarrollo nuestras estructuras cognitivas lógicas- es
interesante el acercamiento humano a las personas con discapacidad.
2ª Semana 5 agosto-11 agosto
Subiendo
un peldaño. Un ensayo clásico sobre una realidad terrible pero con un mensaje
positivo y esperanzador.
El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl.
Nos
narra la experiencia, en primera persona, del psiquiatra judío Viktor Frankl
en un campo de concentración nazi. Esto
no debe asustarnos a la hora de iniciar la lectura. Viktor Frankl nos enseña,
parafraseando a Nietzsche, lo siguiente: quien tiene un por qué es capaz de
soportar cualquier cómo.
Lo
que más me ha llamado la atención de este libro, leído por primera vez hace ya
muchos años y releído con frecuencia: “Al hombre se le puede arrebatar todo
salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud
personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino”
3ª Semana 12 agosto-18 agosto
Volvamos
a la literatura. Una propuesta con algo más de profundidad literaria y
temática.
La ley y la dama, de Wilkie Collins.
Wilkie
Collins puede ser considerado el maestro de los autores de novelas policíacas
contemporáneos. Su secreto: contar una historia de intriga en la que los
personajes son de carne y hueso y podemos identificarnos con ellos.
La
trama: Una joven huérfana, recién casada, descubre en el viaje de novios que el
apellido de su marido es otro. A partir de aquí, todo se complica.
Lo
que más me ha llamado la atención: El acercamiento a la época victoriana con
toques de humor muy inteligentes.
4º Semana 19 agosto-25 agosto
Si
la playa cansa ya un poco o si la economía no da para playa y sí, al menos,
para un cómodo sofá, puede ser el momento de adentrase a un tema de actualidad
de manera divulgativa y con rigor.
¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?, de Nicholas Carr.
Cada
vez resulta más difícil entender al hombre y a la mujer de hoy, la cultura, la
sociedad –todo, en definitiva- sin conocer la influencia que las nuevas
tecnologías tienen en el mundo actual. Nuestra manera de pensar, de entender la
realidad y de entendernos a nosotros mismos ya no es como era hace unos años.
Lo
que más me ha llamado la atención: Los datos científicos que se utilizan en la
argumentación.
¿Y
si toda mi lectura es online no tanto porque ha cambiado el modo en que leo, es
decir, por pura conveniencia, sino que el modo en que pienso ha cambiado?
5ª Semana 26 agosto-1 septiembre
Si
se ha sido capaz de leer, a estas fechas, cuatro libros, definitivamente, es el
momento para dar el salto a la poesía, la olvidada poesía.
La casa encendida, de Luis Rosales.
Creo
que, con diferencia, es la mejor obra de este poeta granadino. A fuerza de
omitir adjetivos, Rosales llega a la esencia de las cosas. Utiliza las imágenes
dejando lo que cuenta en la memoria y para siempre.
Lo que siempre me ha llamado más la atención de Luis Rosales, su Autobiografía:
Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
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