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jueves, 5 de abril de 2012

Corre, Lola, Corre: El cine como lenguaje

El simple aleteo de una mariposa, en Pekín, puede alterar los sistemas climáticos de Nueva York, dentro de un mes

Desde la presentación inicial de los títulos de crédito, el espectador sabe que se sumerge en una película distinta. Unos créditos que, por su originalidad y aparición brusca, dan a entender que la historia, que se va a presenciar, será trepidante y sugestiva.

Los diversos formatos de la película poseen una originalidad casi única, en la historia del cine, hasta la fecha de su estreno. Tom Tykwer combina el formato clásico del cine para las escenas en las que intervienen los dos protagonistas; el formato propio del video para las escenas en las que intervienen los personajes secundarios; y la animación, en estado puro, en algunas de las interminables carreras, contra el tiempo, de Lola.

Es meritorio el hecho de contar tres historias en una, con esa mezcla de formatos, y que el resultado resulte comprensible y bien articulado. Cada pequeña historia que se cuenta, enriquece el contenido que de los distintos personajes posee el espectador. Se hace creíble que tantos acontecimientos puedan ocurrir en tan sólo veinte minutos. La misma historia se relata en tres ocasiones pero con resultados distintos en función de acontecimientos intrascendentes que ocurren. Sin embargo, la historia es una única historia. Esa chica que corre presta en ayuda de su novio.

La banda sonora, ideada por el propio director, se pone al servicio del ritmo que marcan los acontecimientos. Una música tecno, posmoderna como toda la película, que inunda situaciones e interioridades de la protagonista. La presencia de distintos relojes que remarcan ese juego con el tiempo que propone el director y el libre manejo de la cámara hacen que estemos ante una producción de indudable fuerza visual.

Este es otro mérito de Tom Tykwer, no sólo director sino también guionista de esta su opera prima. Se puede pensar que más que ante una película, que desarrolla una trama, estemos ante unos recursos visuales que se utilizan como pretexto para contar una historia. No ocurre esto con Corre, Lola, corre.

Fuerza visual y contenido narrativo componen un todo en una magnífica película que no deja indiferente a nadie. Un mérito más podemos sumar a esta larga lista de aciertos. De fondo, aletea el sugerente tema científico-filosófico de la teoría del caos. Sin embargo, el director no se recrea de manera pesada en este asunto. La película no es un panfleto metafísico. Se deja al espectador libre para que su juicio crítico examine la posibilidad real de tal teoría.


Ficha Técnica

Director: Tom Tykwer. Intérpretes: Franka Potente (Lola), Moritz Bleibtreu (Manni), Herbert Knaup (Padre de Lola), Joachim Król (Norbert von Au, el vagabundo. País: Alemania. Año: 1998. Producción: María Köpf, para X-Filme Creative Pool de Miramax International. Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek y Reinhold Heil. Fotografía: Frank Griebe. Dirección artística: Alexander Manase. Montaje: Mathilde Bonnefoy. Secuencias de animación: Gil Alkabetz, de Studio Film Bilder. Duración: 81 minutos. Género: Drama romántico y de acción.

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