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jueves, 26 de diciembre de 2013

La soga y la filosofía de Nietzsche

Dos amigos, Brandon y Philip, estrangulan a su amigo David con el único objetivo de demostrar que son capaces de cometer el crimen perfecto. Este crimen no sólo es perfecto porque nadie vaya a descubrirlo sino porque sólo ellos, dada su superioridad sobre los demás seres humanos, son los elegidos para poder realizar semejante acción.
 
Para confirmar su teoría, invitarán a cenar, a su apartamento, a los padres de David, a su novia, a un antiguo novio de ésta y a Rupert, antiguo profesor, que ha ejercido una notable influencia sobre los jóvenes, especialmente, en sus teorías sobre la condición humana y la miseria de muchos a la hora de enfocar sus vidas.
 
El arcón, en el que han escondido el cadáver de David, servirá de mesa para los comensales. Todo está dispuesto así para dar paso a un enfrentamiento dialéctico entre Brandon, verdadero artífice del asesinato y Rupert.
 
 
Título original: Rope.
Año: 1948.
Duración: 80 minutos.
País: Estados Unidos.
Director: Alfred Hitchcock.
Guión: Arthur Laurents. Hume Cronyn.
Música: Leo F. Forbstein.
Fotografía: Joseph Valentine. William V. Skall.
Reparto: James Stewart, John Dall, Farley Granger, Cedric Hardwicke, Joan Chandler, Douglas Dick, Constance Collier, Dick Hogan.
Producción: Warner Bros. Pictures. Transatlantic Pictures.
Género: Suspense. Basado en hechos reales.

La soga, de A, Hitchcock, lleva a los límites la concepción nietzscheana del superhombre reflejando, al mismo tiempo, una radical muestra de la transmutación de todos los valores y la moral de esclavos.
 
 
 
Brandon, representa al superhombre, el fiero león que no teme a la muerte ni al dolor y reina entre todos los animales porque su fuerza le lleva a afirmar su poder sin necesidad de plantearse cuál es su deber.
 
La transmutación de todos los valores queda reflejada con el asesinato, cruda metáfora de la superación de cualquier orden moral establecido.
 
La moral de esclavos, en la actitud de los diferentes comensales, especialmente en el caso del padre de David, que se escandalizan ante el cariz que toma la conversación entre Brandon y Rupert. Teorizar, de esa manera, sobre la posibilidad de un crimen perfecto y que se deba eliminar a los seres inferiores no es admisible ni digerible.
 
Mención especial merece Rupert, el profesor. Es un teórico que lleva sus ideas a los límites, a los límites del juego meramente intelectual. Sin embargo, sería incapaz de llevar sus ideas a la práctica. Demasiado tarde, comprueba, que sus palabras pueden ser tomadas en serio por jóvenes inestables o ansiosos por contentar a su maestro. Paradójico es que descubra su error al comprobar que sus ideas se han llevado a la práctica. Rupert es la encarnación del fracaso de las ideologías totalizadoras.

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