La
propuesta filosófica de Guillermo de Ockham (1296-1349) supuso una nueva forma
de hacer filosofía conocida con el nombre de vía modernorum, en oposición
a la vía antigua representada, principalmente, por la obra de Santo Tomás
de Aquino.
El
desarrollo temático de esta nueva vía, constituye el llamado principio
de economía que, en una de sus concreciones, da lugar a la conocida navaja
de Ockham:
La
explicación más simple es siempre la verdadera. En una explicación, sobre
cualquier realidad, no deben utilizarse más pasos que los estrictamente
necesarios. La navaja de Ockham desgaja todo aquello que resulte
innecesario en cualquier explicación.
En El
Silencio de los corderos, Hannibal Lecter sigue esta máxima a la hora de
aconsejar a la agente del FBI, Clarice Starling, en su investigación sobre el
peligroso asesino conocido con el nombre de Buffalo Bill.
La
escena propuesta es ejemplarizante en este aspecto. El diálogo, no tiene
desperdicio:
-Primeros
principios, Clarice. Simplicidad. Lea a Marco Aurelio. De cada cosa pregúntese
qué es en sí misma, cuál es su naturaleza. ¿Qué es lo que hace el hombre al que
están buscando?
-Mata a mujeres.
-No. Eso es circunstancial.
https://www.youtube.com/watch?v=6zr1JsvcCIo
Es
circunstancial que Buffalo Bill mate a mujeres. Clarice es incapaz de
comprender semejante atrocidad de afirmación. Lecter la instruye y, por eso, le
recomienda leer a Marco Aurelio. De cada cosa, debemos preguntarnos que es en sí
misma, cuál es su naturaleza; o, dicho, de otra manera: que necesidad cubre
Buffalo Bill matando a mujeres.
Codiciamos
lo que vemos cada día. Esta será una nueva pista que Lecter otorgará a Clarice.
Buffalo Bill mata por codicia. Como no se puede codiciar aquello que no vemos a
diario, Clarice comprenderá que Buffalo Bill conocía a su primera víctima. Así,
la trama queda despejada y el argumento cerrado.
Hubiera
sido mucho más acertado que Lecter hubiera recomendado a Clarice seguir las
enseñanzas de Guillermo de Ockham.
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