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miércoles, 25 de diciembre de 2013

El silencio de los corderos y la navaja de Ockham

La propuesta filosófica de Guillermo de Ockham (1296-1349) supuso una nueva forma de hacer filosofía conocida con el nombre de vía modernorum, en oposición a la vía antigua representada, principalmente, por la obra de Santo Tomás de Aquino.
 
El desarrollo temático de esta nueva vía, constituye el llamado principio de economía que, en una de sus concreciones, da lugar a la conocida navaja de Ockham:
 
La explicación más simple es siempre la verdadera. En una explicación, sobre cualquier realidad, no deben utilizarse más pasos que los estrictamente necesarios. La navaja de Ockham desgaja todo aquello que resulte innecesario en cualquier explicación.
 
En El Silencio de los corderos, Hannibal Lecter sigue esta máxima a la hora de aconsejar a la agente del FBI, Clarice Starling, en su investigación sobre el peligroso asesino conocido con el nombre de Buffalo Bill.
 
La escena propuesta es ejemplarizante en este aspecto. El diálogo, no tiene desperdicio:

-Primeros principios, Clarice. Simplicidad. Lea a Marco Aurelio. De cada cosa pregúntese qué es en sí misma, cuál es su naturaleza. ¿Qué es lo que hace el hombre al que están buscando?
-Mata a mujeres.
-No. Eso es circunstancial.

https://www.youtube.com/watch?v=6zr1JsvcCIo

Es circunstancial que Buffalo Bill mate a mujeres. Clarice es incapaz de comprender semejante atrocidad de afirmación. Lecter la instruye y, por eso, le recomienda leer a Marco Aurelio. De cada cosa, debemos preguntarnos que es en sí misma, cuál es su naturaleza; o, dicho, de otra manera: que necesidad cubre Buffalo Bill matando a mujeres.
 
Codiciamos lo que vemos cada día. Esta será una nueva pista que Lecter otorgará a Clarice. Buffalo Bill mata por codicia. Como no se puede codiciar aquello que no vemos a diario, Clarice comprenderá que Buffalo Bill conocía a su primera víctima. Así, la trama queda despejada y el argumento cerrado.
 
Hubiera sido mucho más acertado que Lecter hubiera recomendado a Clarice seguir las enseñanzas de Guillermo de Ockham.

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