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domingo, 17 de febrero de 2013

El silencio de los corderos y la corrupción

-Primeros principios, Clarice. Simplicidad. Lea a Marco Aurelio. De cada cosa pregúntese qué es en sí misma, cuál es su naturaleza. ¿Qué es lo que hace el hombre al que están buscando?

-Mata a mujeres.

-No. Eso es circunstancial.
 

No creo que el Doctor Hannibal Lecter esté encaprichado de la joven Clarice. El silencio de los corderos es una propuesta inteligente y, por tanto, esa apreciación sobre su protagonista, Hannibal el caníbal, es sumamente superficial.  

Más bien, Lecter codicia lo que no ve cada día y, por eso, agradece las visitas de la agente del FBI. No desea a la joven sino que desea el propio hecho de desear.

Entremos en cuestión. Lecter ayudará a Clarice en su búsqueda de Buffalo Bill. Lo hace al modo socrático –preguntas y respuestas encadenadas- y exigiendo de la joven el compromiso del quid pro quo, algo a cambio de algo.

Lecter le ayudará si y sólo sí Clarice le desvela sus secretos más íntimos. De ahí el nombre de la película y la línea argumental de la propuesta del director Jonathan Demme.

La escena que traemos a nuestro análisis es emblemática. Por eso, hemos reproducido el guión de la misma al inicio de este Post. Lecter se desespera pues Clarice contesta con obviedades.
 

 
Es circunstancial que Buffalo Bill mate a mujeres. Clarice es incapaz de comprender semejante atrocidad de afirmación. Lecter la instruye y, por eso, le recomienda leer a Marco Aurelio. De cada cosa, debemos preguntarnos que es en sí misma, cuál es su naturaleza; o, dicho, de otra manera: que necesidad cubre Buffalo Bill matando a mujeres.

Codiciamos lo que vemos cada día. Esta será una nueva pista que Lecter otorgará a Clarice. Buffalo Bill mata por codicia. Como no se puede codiciar aquello que no vemos a diario, Clarice comprenderá que Buffalo Bill conocía a su primera víctima. Así, la trama queda despejada y el argumento cerrado. 

Creo que este tipo de conversaciones se están produciendo en la actualidad entre los ciudadanos y la clase política. Siguiendo con la escena propuesta, y solo como metáfora argumentativa, -que nadie se ofenda- Clarice representa a la clase política y Lecter a los ciudadanos. Buffalo Bill es la corrupción.

Los políticos deberían leer a Marco Aurelio y poner en marcha ese primer principio que es la simplicidad. ¿Por qué hay corrupción?  

No vale con argumentar que los corruptos son minoría. Es cierto pero es insuficiente. Eso es lo mismo que brindar porque cada vez muera menos gente en las carreteras. Pobreza argumentativa que roza los límites del esperpento.

¿Por qué hay corrupción? Por codicia. Es cierto pero insuficiente también. El codicioso no actúa si sabe que su codicia quedará destapada.

¿Por qué hay corrupción? Simplicidad en la respuesta: porque el corrupto se siente impune.

Leamos a Marco Aurelio. La única forma de terminar con la corrupción es demostrando a los corruptos –a esos pocos- que el resto está dispuesto a tirar de la manta siempre que sea necesario. Así, la impunidad desaparecerá como desaparecieron los chillidos de los corderos que angustiaban a Clarice.

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