Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo. De esta manera, gráfica y demoledora, comienza Ácido sulfúrico de Amélie Nothomb.
El Reality Show llevado a su máxima expresión en Concentración, un campo de concentración que ha sobrepasado todos los límites de la indignidad: las cámaras, omnipresentes, recogen, sin censura, el sufrimiento de los allí instalados a la fuerza. Concentración escandaliza a todos; sin embrago, obtiene una cuota de pantalla del cien por cien.
Los periódicos no hablaban de otra cosa. Los editoriales estaban al rojo vivo, las grandes conciencias pusieron el grito en el cielo. El público, en cambio, pidió más desde la primera entrega. El programa, que llevaba la sobria denominación de Concentración, obtuvo un récord de audiencia. Nunca el horror había causado una impresión tan directa.
Pannonique, una chica guapa y con ideales, es la protagonista. Paseando un día por París es reclutada a la fuerza –como otros muchos más- y llevada a Concentración. Empezará allí su calvario particular. Y lo que es peor, estará allí sin motivos. Simplemente, le ha tocado. La brutalidad nunca tiene explicación pero mucho menos la tiene cuando el no tenerla es el único argumento que la defiende. Pannonique, no tiene nombre ni rostro. En la novela es sólo una etiqueta identificativa: CKZ 114.
La kapo Zdena, coprotagonista, es también joven. Sin embargo, por contraste con Pannonique, ni es bella ni tiene inteligencia. Pero posee la capacidad suficiente para saber que el público quiere diversión sin límites. Está en el paro y la productora del programa le ofrece la oportunidad de su vida. Ser kapo. A cambio, deberá tratar sin piedad a los “concursantes”. Está dispuesta a todo.
La trama de la novela necesita el encuentro de las dos protagonistas. Amélie Nothomb recurre a una truculenta historia de amor no correspondido. La kapo Zdena se enamora ciegamente de Pannonique. Este amor imposible se convertirá en obsesión para Zdena y en perdición para Pannonique.
Hasta que ocurre, quizás, lo inevitable. Zdena necesita, como el respirar, saber el verdadero nombre de esa hermosa chica identificada bajo la placa CKZ 114. Los reclusos de Concentración no tienen nombres. Pero el objeto amado necesita ser nombrado para poder ser objetivado. Finalmente, lo consigue. Pero ese será su fin como kapo.
Zdena es incapaz ya de golpear a Pannonique desde que sabe su nombre. Nombrar no sólo es poseer. Sino saber que lo poseído es una persona. Entonces, se aprende que no debe ser poseído sino amado y respetado.
Algunos programas de televisión en España bordean los límites –alguno los supera- de lo indigno. Sin embargo, tienen altas cuotas de audiencia. Pero, un buen día, ocurre que se pone nombre a los protagonistas del drama. Es decir, tomamos distancia y conciencia y nos damos cuenta que lo que se ofrece por la pantalla debe ser derribado.
Esto le ha ocurrido a La Noria. Muchos hemos puesto nombre a la, por desgracia, persona protagonista, Marta del Castillo, y hemos dicho que hasta aquí hemos llegado. El horror no puede ser comercializado. Nuestro arma: la voz pacífica y la rebelión pacífica.
¡Que curioso! Dos días después yo también me refería a esta novela en relación con el caso de La Noria.
ResponderEliminarEn fin, me temo que La Noria ya está recuperando anunciantes... ¿Volverían en Ácido Sulfúrico un par de semanas después al campo de concentración?
Saludos, un placer conocer tu blog, me lo apunto :)
Masxus, gracias por el comentario. Planteas unas cuestión compleja. Creo, de todas formas, que Concentración sería suprimido tarde o temprano. Espero explicarte en un próximo Post el por qué.
ResponderEliminarNo sé cómo he llegado a este post tan tarde, rastreando información sobre el cierre de La Noria; y no me resisto a decirte que me parece bellísimo el análisis tan poético que haces. Pero además muy acertado. Y créeme -o rastréame-, que sé muy bien de qué hablo ;). Un saludo!
ResponderEliminarPablo, muchas gracias por tus palabras tan amables. En un Post anterior a éste, te nombro pues gracias a ti supe de este tema. Te sigo atentamente desde entonces.
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