Tras el fallecimiento de Steve Jobs se han multiplicado los homenajes a este visionario de la vida y de los negocios tomando como hilo conductor su famoso discurso, pronunciado el 12 de junio de 2005, en la Universidad de Stanford.
Pocas veces una trayectoria vital se identifica tanto con una trayectoria profesional. La vida de Steve Jobs es Apple y la trayectoria de Apple es la vida de Steve Jobs. Hasta tal punto esto es así que resulta difícil separar una trayectoria –la de Apple- de una biografía –la de Steve Jobs- dominadas ambas por saber jugar con el tiempo, la perspectiva que a los acontecimientos otorga el tiempo para ser comprendidos o la verdadera dimensión de la vida que se adquiere cuando sabemos que el tiempo que tenemos es limitado.
Esta creo que es la principal apuesta de Jobs y la considero atractiva porque la misma se aleja de los clichés de los manuales de autoayuda, de emprendedores, o de los nuevos gurús que prometen la felicidad viviendo el presente por el presente y afianzando un yo introspectivo que de tanto engordar apenas deja espacio para vivir. La filosofía de la manzana constituye una metafísica del tiempo.
Afirmaciones como las que siguen, tomadas del citado discurso, evidencia esta nueva metafísica, éste ir más allá de tiempo para saber codificar y traducir nuestras vidas:
- Reitero, no pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solo pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos, de alguna manera, se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo, lo que sea. Nunca he abandonado esta perspectiva y es la que ha marcado la diferencia en mi vida.
- Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida.
- Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón.
Cuando se nos insta continuamente a vivir en presente, sin tener en cuenta nuestro pasado –no actuamos en vacío y desde cero- y sin querer conquistar un futuro, la sensación de vacío existencial crecerá de manera exponencial. Jobs propone todo lo contrario. Sólo desde el futuro, adquiere significado lo que ahora nos ocurre. Sobretodo si lo que nos ocurre es malo o negativo. El sentido de lo que nos ocurre siempre remite a un más allá que le dará sentido.
La realidad de la muerte ha sido borrada de nuestra sociedad. No forma parte del imaginario colectivo. Tanto es así que a nadie se le ocurre que un buen día se tendrá que morir. Esta evidencia, a fuerza de serlo, se ha convertido en un paradigma vivencial. Pensamos que tenemos tiempo para todo cuando, en realidad, tenemos tiempo para poco y se trata de aprovecharlo.
Reconstruir la temporalidad del ser humano. Esta filosofía de la manzana debería ser redescubierta.
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