La historia
de Penélope, esposa de Ulises es conocida por todos. Presionada por los pretendientes
al trono de Ítaca, inventa una estratagema para eludir las continuas presiones de
los mismos para que tome esposo y olvide a Ulises.
Penélope
da su palabra de que aceptará nuevo marido cuando termine de tejer el sudario
para el antiguo rey Laertes. Lo que Penélope teje durante el día, lo desteje
por la noche. De esta manera, Penélope aguanta 20 años.
Lo
del telar es necesario. De lo contrario se vería expuesta no solo a las
presiones de los pretendientes sino a sus preguntas. Penélope sabe que no hay
respuesta posible satisfactoria. Por eso, se limitará a enseñar el telar aún
sin terminar. Penélope es consciente de que lo mejor es callar y dejar que
hable su telar por ella.
Callar,
muchas veces es actuar y la respuesta más sensata cuando los adversarios son
poderosos y ninguna palabra como respuesta, por tanto, será acertada. Creo, que
esto es lo que está ocurriendo hoy en día en la crisis de nuestro país, España.
Rajoy
es la nueva Penélope que se enfrenta a unos pretendientes –el mercado- que
quieren quedarse con el reino. Son tan poderosos que usarán cualquier declaración
del Presidente para, tergiversándola o no, quedarse con el botín. Por eso, el presidente calla. Acusarle de no
dar la cara es no conocer a los clásicos. Hay que aprender de ellos.
Hasta
aquí, la historia es comprensible. Pero hay un pero que objetar. Penélope
calla pero usa su telar para decirles a
sus ciudadanos que estén tranquilos. Que ella cuida del trono.
Creo
que la cuestión no es que Rajoy hable y hable sin parar. ¿Para qué? Ya sabemos
cómo estamos. Pero debería invertir tiempo –quién asesora al Presidente- para
encontrar telares que nos hagan saber que alguien cuida por nuestros intereses.
Lo del Códice ha sido un intento infructuoso de esta estrategia.
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