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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Las profesiones que dan más felicidad.

Conocida es la propuesta jerárquica de las necesidades humanas de Maslow. De manera sucinta, esta teoría afirma que según se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan deseos más elevados. En la cúspide de su pirámide se encuentra la necesidad de autorrealización o la posibilidad de encontrar un sentido a la vida mediante el desarrollo de una actividad.

Nos pasamos un montón de horas trabajando al día y quejarse, hoy en día de esto, sería una desfachatez. Un puesto de trabajo es un bien preciado. Ninguna actividad como la del trabajo ocupa tanta dedicación y esfuerzo en nuestra vida. Si Maslow tiene razón –creo que la tiene aunque la psicología de hoy mira para otra parte- habrá que encontrar el sentido de nuestra vida en el trabajo y desde el trabajo. O, al menos, gran parte del mismo. Las afirmaciones tajantes son, en estas cuestiones, arrogantes.

La Universidad de Chicago, desde su Organización Nacional para la Investigación, ha publicado un estudio serio sobre las profesiones que proporcionan más felicidad a quienes las practican. La lista es sumamente curiosa.

Encabezan la clasificación los sacerdotes, seguidos por bomberos, fisioterapeutas, escritores, profesores de educación especial, maestros, artistas, sicólogos, agentes de ventas de servicios financieros  y los operarios de maquinaria pesada.

Salvo los escritores –les hace feliz su independencia, afirman en la encuesta- y los operarios de maquinaria pesada –les divierte su trabajo- todos los demás sectores mencionados poseen características similares: poseen una profesión vocacional y volcada hacia alguien distinto a ellos mismo. Para colmo, no cobran mucho precisamente por su trabajo.



Ya afirmó Aristóteles que todos los hombres buscamos la felicidad; que la felicidad es lo único que se busca por sí mismo. Sabedor que no todos entenderíamos por felicidad lo mismo, el griego desarrolló esta cuestión en su Ética llegando a la conclusión que la felicidad no es separable de aquello que nos hace distinto a todos los demás seres, la racionalidad, y que la felicidad sólo será posible viviendo una vida dedicada a la racionalidad.

Creo que con esta propuesta de felicidad no se va a ninguna parte. Volvamos a Maslow y a la Universidad de Chicago. La felicidad tiene mucho que ver con vivir el trabajo con pasión y dedicarse a que los demás estén mejor gracias a tu trabajo.

1 comentario:

  1. Ahí tienen a los niños de Chicago, enseñando desigualdad y, ahora, haciéndole relaciones públicas al clero. En Chile, existe un programa de la radio ADN en las tardes que tiene una sección de lujo: se llama "El estudio idiota de hoy"...

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