El dolor de hoy es parte de la alegría de mañana
He leido -sinceramente no sé en que parte- que causa furor un libro que se denomina La inutilidad del sufrimiento. Tampoco he leido el libro por lo que no sería honesto reflexionar sobre algo que uno no conoce. Copiar y pegar es una actividad que repugna a la razón, parafraseando a Kant.
Si quisiera hacerlo sobre el título del mencionado libro proponiendo -en primer luagr- un acercamiento cinematográfico a la vida del escritor inglés C.S. Lewis de la mano de Richard Attenborough y su película Tierras de penumbra. En un próximo Post, intentaré reflexionar sobre la siguiente afirmación: Nada más útil que el sufrimiento y nada más absurdo que pretender evitarlo o suprimirlo perdiendo la oportunidad de darle un sentido.
Richard
Attenborough, sabe recrear en la pantalla la vida del escritor y profesor inglés
C. S. Lewis si bien, algunos aspectos no coinciden del todo con la realidad y
la vida del personaje. Por ejemplo, no aparece un segundo
hijo de Joy, o la propia Joy aparece más joven y resuelta en la película que
como era en realidad. Lewis aparece excesivamente envuelto en su vida privada,
alejado de todo acto social, si bien era ya un afamado escritor gracias a Las Crónicas de Narnia y gran amante de las tertulias literarias.
Sin embargo, estos aspectos no
quitan realismo a la película, y en ella se reconoce al escritor en su
esencialidad así como el drama personal y existencial que supuso para él la
muerte de Joy. El director propone una cuidada
puesta en escena, con un ritmo adecuado, que permite la definición de los
caracteres de los protagonistas. Al mismo tiempo, sabe evitar el gran error que
supondría convertir la película en un soporífero discurso dramático –el tema se
ofrece a ello- sustituyendo ese peligro por una invitación constante a la
reflexión.
Deja, en todo momento, que se
recreen los actores en la interpretación de sus papeles, invitando a la cámara
a recogerlos en sus magníficas interpretaciones; especialmente en el caso de Anthony
Hopkins y Debra Winger. Una vez más, unos buenos actores ensalzan a una
película; y un buen director, sabe sacar baza de esa posibilidad. La música sumerge en los momentos de
tristeza cuando se presentan y en la esperanza cuando ésta se abre paso.
Tierras de penumbra es una obra de
arte. Quizás por lo expuesto anteriormente. Pero, sin duda, porque tiene el
acierto de mostrar una historia humana en toda su grandeza y valor, sin caer en
el patetismo sensiblero y sin adoctrinar a los espectadores.
Ficha Técnica
Director:
Richard Attenborough. Intérpretes:
Anthony Hopkins (C.S. Jack Lewis), Debra Winger (Joy Gresham), Joseph Mazzello
(Douglas Gresham), Edward Hardwicke (Warnie Lewis), John Wood (Prof.
Christopher Riley), Michael Dennison (Rvdo. Harry Harrigton), James Frain
(Peter Whistler), Robert Flemyng (Claude Bird), Andrew Hawkins (Rupert
Parrish). País: Gran Bretaña. Año: 1993. Producción: Richard
Attenborough y Brian Eastman, para Spelling Films Int/Price Entertainment/Savoy
Pictures. Guión: William Nicholson.
Música: George Fenton. Fotografía: Roger Pratt. Dirección artística: Stuart Craig. Duración: 135 minutos. Género: Drama. Premios: Premios 1993 al mejor actor de Los Angeles Film Critics
Association, del National Board of Review y del New York Film Critics Circle.
Nominación al Oscar 1993 a la mejor actriz y al mejor guión adaptado.
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