Pensando en los
jóvenes, es preferible que se unan para construir casas u ofrecer conciertos
gratuitos para los más desfavorecidos, a que se corran juergas en la calle o se
sienten a fumar hierba en el sótano del vecino
Preferir
el respeto a la tolerancia o lo políticamente correcto,
es una apuesta sugerente por parte de Howard Gardner en su
propuesta sobre las cinco mentes del futuro.
La tolerancia
es ineficaz porque al ignorar las diferencias termina produciendo el efecto
rebote de enardecer las mismas. Lo políticamente correcto
excluye, en muchos casos, el respeto por esa tendencia a tratar a todos de la
misma manera –positiva o negativamente- por pertenecer a un mismo grupo.
El respeto,
conlleva aceptar las diferencias, aprender a convivir con ellas y valorar a
quienes formen parte de grupos distintos. No otra cosa es la mente respetuosa;
mente necesaria en un mundo cada vez más mezclado y heterogéneo.
Simplificando,
podríamos afirmar que la propia cognición humana se ve abocada al
descubrimiento de las diferencias. Como indica Gardner, no es fácil contener
esa propensión. Cosa distinta es cómo se etiqueten e interpretan esas
diferencias. La Psicología Cognitiva coincide en afirmar que ese proceso es
eminentemente cultural.
Un
ejemplo sencillo y metafórico para no ofender a nadie. Inevitablemente, a un
niño pequeño le llamará la atención un gato de color verde. Simplemente, porque
es diferente. Si su madre le indicara que esos gatos son peligrosos, el niño
crecería en un entorno cultural en el que la combinación gato y verde debe ser
evitada.
A
buen entendedor, con pocas palabras basta. Quien no entienda el ejemplo, que
sustituya gato o verde por características humana.
Quisiera
acercar mis reflexiones sobre la mente respetuosa a los casos de acoso
escolar que proliferan, por desgracia, en nuestra sociedad occidental.
Interesante es comprobar cómo estos casos son prácticamente inexistentes en
otras culturas.
En
España, para colmo, todo se politiza, burocratiza y se enreda en cuestiones
psicológicas para llegar tarde y mal. No se avanza porque sólo se buscan
culpables cuando se dan estos casos.
La
prevención es clave y no es difícil de llevar a la práctica. Dejar hacer a los
profesores y promover acciones conjuntas de superación que implique a todo el
grupo. Hay que atinar con la propuesta para que todos los alumnos colaboren,
según sus cualidades, en el proyecto.
Recuerdo
un caso profesional –de hace ya más de diez años- en el que en un aula existía
un ambiente muy enrarecido. Creo que por suerte –muy inexperto uno en esa
época- tuve la iniciativa de rodar un cortometraje con todos los alumnos de esa
clase. Conseguida la ilusión y el compromiso de todos por sacarlo adelante, los
problemas de convivencia desaparecieron.
Es
mentira que los enemigos comunes unan a un grupo. Eso, al final, termina en
contienda. Lo que une es hacer algo distinto entre personas distintas.
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