La
mejor manera de dominar un laberinto es
verlo desde arriba. Es la única opción de aprehenderlo en su globalidad. Si se
está dentro, la falta de globalidad da lugar a que uno se pierda.
La
cantidad de información que nos llega, gracias a las Nuevas Tecnologías, hace
los mismos efectos que un laberinto; pero, en esta ocasión, estos se producen
en la mente. La cantidad de saber se duplica cada dos años. No es posible
gestionar tal cantidad de conocimientos. La cantidad imposibilita una visión
global. Y no otra cosa es el conocimiento.
Frente
a la mente laberíntica que se pierde en nada, necesitamos con urgencia
potenciar la mente sintética. Aquella que sea capaz de elaborar un todo
coherente y unificado. Internet es laberíntico. La única manera de salir de tal
laberinto es la síntesis.
Al
modo cartesiano, Howard Gardner propone esta segunda mente
–la primera es la mente disciplina- como necesidad urgente para
las nuevas generaciones que quieran conquistar el futuro.
¿Cómo
aprender a sintetizar si la información nos desborda y no es abarcable? Cuando
un alumno tiene que realizar un trabajo, lo primero que hace es buscar en
Internet. Con suerte, pinchará en los dos primeros enlaces propuestos. Luego,
copiará y pegara la información. La síntesis brillará por su ausencia si en las
escuelas se siguen mandando trabajos al estilo pre-internet.
Gardner
propone diversos caminos, atajos, para aprender a sintetizar. La mente
sintética es una brújula para la estructura laberíntica del saber. Son propuestas
que posibilitan el ejercicio de pasar de la parte –trozos de información-
al todo, es decir, el saber.
A saber: la narración, las taxonomías, los conceptos
complejos, las reglas y aforismos, las metáforas, las expresiones sin palabras,
las teorías y las metateorías. En un
próximo Post, comentaré algunos de ellos.
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